12.10.2010

Factis

Dicen que al pulque le falta un grado para ser carne. Me imagino que al curado dos y a mi, tres para llegar a ti.

En las noches se ven figuras minuciosas, las farolas crean mosaicos de monocolores. Como tableros de ajedrez deformes, llevados por el frio y el viento de la noche.

Las personas tambalean, se caen, se van de espaldas o de nalgas. La gente se queda mirando. Bien dicen que la noche no guarda memoria y menos las calles de esta ciudad.

Los cruces, los semáforos, las canciones, el punchis-punchis. Los tragos y las pláticas espontáneas. Un sabio me acaba de decir que el precio del pulque bajara, que esto y aquello. Le digo que si, que no, que el mercado. Al fin. Plática de borrachos. El pulque y el mezcan no son buena mezcla.

Gente borracha. Las ganas de fiesta.

Y entre calle y calle, Tarro y tarro. Luces y sombras y caminatas a solas me encuentro buscandote allá y acá.

Sin saber que te encuentro aquí

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